Cada vez conocemos más personas que, por salud, no pueden ingerir determinados alimentos por las intolerancias alimentarias.
Antes de empezar a hablar de las intolerancias, es necesario dejar claro que no es lo mismo una intolerancia que una alergia.
La principal diferencia entre las intolerancias y las alergias alimentarias radica en la respuesta del sistema inmune frente a determinado alimento. Si en las alergias hay una reacción anormal del sistema inmunitario frente a un componente del alimento (visible en una analítica por los valores de inmunoglobulinas – IgE), en la intolerancia no hay esa respuesta anormal por parte del sistema inmunitario sino una deficiencia con origen en el sistema digestivo.
Por este motivo, los síntomas de las alergias alimentarias suelen ser mucho más agudos que los de las intolerancias, pudiendo llegar a reacciones potencialmente mortales como la anafilaxia.
Intolerancia alimentaria ¿Qué es?
La intolerancia alimentaria es una reacción adversa del organismo en la presencia de determinados componentes de un alimento.
En las intolerancias alimentarias, los alimentos no tolerados no son digeridos, metabolizados o asimilados ya sea parcial o totalmente.
Dicho de otro modo, el sistema digestivo rechaza el alimento que no tolera, provocando una reacción.
¿Qué alimentos suelen producir intolerancia alimentaria?
Cualquier alimento puede ser la causa de una intolerancia. Sin embargo, hay alimentos que tienen una mayor probabilidad de causar problemas.
Ese es uno de los motivos por el que los pediatras recomiendan unas etapas de introducción de alimentos. Al final, es introducir los alimentos cuando el sistema digestivo está preparado pero hacerlo de forma controlada para que, en caso de reacción, se pueda conocer el alimento a restringir.
Aunque la reacción se pueda dar con cualquier alimento, hablaré un poco más detenidamente de los 3 más comunes. Aquí me gustaría referir que cada vez surgen más casos de reacción al arroz pero aún no está demasiado estudiado y no se sabe si es una reacción al alimento o a alguna sustancia utilizada en su cultivo. De igual modo, hay rumores de una reacción al glifosato, que se podrían confundir con intolerancias alimentarias (mejor comprar BIO).
Los únicos alimentos que, en la actualidad, son reconocidos por la comunidad médica capaces de causar intolerancias, son el gluten y la lactosa. Todos los demás alimentos, en caso de causar reacción, sería considerados inflamación alimentaria.
Gluten
La intolerancia al gluten es una reacción del organismo a determinadas proteínas presentes en el trigo, el centeno y la cebada. La avena también suele contener proteínas glutínicas aunque se puede encontrar avena sin gluten (suele ser contaminada en su proceso de elaboración por lo que es necesario adquirir harina sin gluten certificada).
En caso de una intolerancia al gluten, el intestino se encontrará inflamado mientras no se proceda a la eliminación del gluten de la dieta. Esta inflamación dificulta la absorción de nutrientes.
Es muy importante tener en cuenta que es una intolerancia seria. El intolerante no puede consumir «aunque sea un poco para probar» y debe cuidar igualmente que sus alimentos no sean contaminados.
El hecho de consumir gluten, por poco que sea, producirá una inflamación intestinal que tardará más o menos tiempo en recuperarse.
Lactosa
La intolerancia a la lactosa surge por la dificultad del organismo de producir lactasa en cantidades adecuadas.
La lactasa es una enzima encargada de «trocear» el azúcar de los lácteos (la lactosa) para que sea más digerible.
Con la edad o cuando no se consume durante algún tiempo, el cuerpo minimiza su producción.
En la mayoría de los casos, es posible volver a introducir los lácteos en la dieta si se realiza una introducción progresiva para que el organismo tenga tiempo de reaccionar y volver a producir lactasa.
Otro punto a tener en cuenta, es que no siempre hay que eliminar totalmente los lácteos. Hay personas que no pueden beber leche y sin embargo no notan malestar al consumir yogures o quesos. Esto de debe al proceso de fermentación (natural) que sufren algunos lácteos y los vuelven más digeribles.
Fructosa
Esta intolerancia se da en 1 de cada 5 adultos.
Está causada por una dificultad de metabolización de la fructosa a nivel intestinal, lo que lleva a una mala asimilación y absorción.
Esa malabsorción es la que va a causar los desajustes intestinales.
Suele notarse al consumir frutas con un alto nivel de fructosa pero también al consumir sorbitol.
No es lo mismo que la intolerancia hereditaria a la fructosa, causada por un error genético.
¿Cuáles son los principales síntomas de la intolerancia alimentaria?
Los síntomas de la intolerancia alimentaria son de los más variados, razón por la que dificulta su diagnóstico.
No son iguales en todas las personas e incluso en la misma persona puede variar o ser poco visible.
Los síntomas más comunes son:
- Gastrointestinales
- Distensión abdominal
- Gases
- Estreñimiento
- Diarrea
- Náuseas
- Dolor abdominal
- Reflujo
- Síndrome del colon irritable
- Dermatológicos
- Acné
- Eczema
- Erupciones cutáneas
- Urticaria
- Psoríasis
- Picor
- Neurológicos
- Migraña
- Mareos
- Vértigos
- Fatiga
- Sobrepeso y obesidad – Personas que no responden a dietas o tratamientos de adelgazamiento deberían comprobar si existe intolerancia a algún alimento
- Musculares y reumáticos
- Cansancio
- Dolores articulares
- Artritis
- Fibromialgia
- Respiratorios
- Asma
- Rinitis
- Sinusitis
- Psicológicos
- Ansiedad
- Letargia
- Depresión
- Hiperactividad (especialmente en niños)
- Otros: Retención de líquidos, inflamaciones, malas digestiones, sensación de pesadez, anemia u otras carencias.
Cabe referir que algunos estudios refieren casos de enfermedades causadas por intolerancias. Suelen ser enfermedades que no responden a los tratamientos habituales de la forma esperada pero en el que se nota mejorías al eliminar determinados alimentos.
Es el caso de algunos problemas de coagulación o de la celiaquía y su relación con tiroides o diabetes.
¿Cómo detectar intolerancias alimentarias?
Las intolerancias alimentarias son muy complejas y de difícil diagnóstico.
La persona puede tener síntomas que no se encuentren en la lista (es la lista de los más comunes, no de todos los síntomas que puedan existir), o tener solo algunos de los síntomas referidos. Otras veces, el síntoma se puede atribuir a otra causa (con la edad vienen los dolores, el estrés causa desajustes intestinales,…).
Para detectar las intolerancias alimentarias, tenemos 3 opciones.
La primera opción es acudir a un profesional y solicitar las pruebas pertinentes. En adultos hay muchos falsos negativos en la analítica y, en ocasiones, no se hacen pruebas más específicas si la analítica no es concluyente. Además, no se hace para todos los alimentos posibles.
La segunda opción es probar con los alimentos.
Durante unos días se hace una alimentación muy estricta, evitando un gran número de alimentos (por ejemplo, la FODMAP). Una vez mejoren los síntomas, se introduce 1 alimento y se evalúa la reacción del organismo. Este proceso se repite cada 3 o 4 días, siempre que el organismo esté tolerando los nuevos alimentos. Para que sea realmente eficaz como test, es necesario ser muy estricto y cumplir con las indicaciones profesionales (si necesitas, puedes pedir cita con uno de los profesionales TBI para que te ayuden en el proceso)
En caso de un alimento no tolerado, se elimina de la dieta y vuelve a iniciar el proceso (alimentación FODMAP + alimentos probados y tolerados durante unos días hasta mejoría de síntomas y introducción de nuevos alimentos de forma controlada)
Esta opción tiene la desventaja de tardar tiempo y no ser sencilla.
Por fin, la tercera opción es realizar un test de intolerancias alimentarias.
Tiene la ventaja de poder verificar la tolerancia a muchos alimentos con apenas una gota de sangre y en apenas un par de días.
Aunque sea la opción más cara (un test de 200 alimentos está por 240€), es la más práctica y más rápida.
y tú, ¿a qué alimentos eres intolerante?